Como ya es sabido, el pasado viernes, el Consejo de Ministros dio luz verde a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Una vez más, el partido gobernante hace oídos sordos y sigue adelante con otra ley que no recoge el consenso y la estabilidad que tanto solicita el sector educativo. Y esto no parece terminar: el partido mayoritario de la oposición ya ha anunciado que, si llegan al poder, la cambiarán. También oímos en estos días anuncios de posibles recursos de inconstitucionalidad. Si estuviéramos en otros tiempos y fueran alumnos, lo que se merecen es ponerlos de rodillas, contra la pared y con los brazos en alto, por supuesto con más de un libro en cada una, pero espero que no tengamos que llegar a eso de “el pacto con sangre entra”. Por favor, qué ridículo jugar de esta forma con algo tan serio como la educación, nuestro futuro.
Es mucho más sencillo, señores gobernantes y representantes del pueblo. Hay que sentarse, dialogar, acercarse a entender la postura de los otros, ceder y, sobre todo, quererlo: que la educación funcione con el apoyo y el entusiasmo de todos, como los mosqueteros. Hay que olvidarse de cualquier otro objetivo que no sea la educación y, si las estadísticas nos posicionan tan mal, ahora es más necesaria que nunca esa mejora, pero con el consenso y la estabilidad que necesita la normativa educativa y las personas que nos dedicamos a ello.
Y es que esto no tiene sentido: una ley para mejorar la educación al tiempo que se recorta, se dan pasos atrás y se disminuyen los recursos. ¿Cómo se consigue mejorar así?
Tan sólo hace unos días, buena o la mayor parte del sector educativo se manifestaba en contra de la nueva ley y la respuesta del Gobierno de España es “adelante”, todo lo contrario a la voluntad de consenso. Se aprovecha la crisis para recortar y se aborda una reforma educativa que aleja la posibilidad de la estabilidad del sector y el Pacto por la Educación.
Es por eso que la Asociación Andaluza de Centros de Enseñanza de Economía Social (ACES), comprometida por una educación para todos y todas, basada en los principios de la escuela democrática y participativa junto a las raíces del cooperativismo y la economía social, quiere llamar la atención, una vez más. No nos cansaremos de exigir el diálogo, el compromiso, la comprensión, el entendimiento y el encuentro que el sector necesita. Todo ello en nuestro empeño por la educación, la de verdad, la que nos acerque a los países más avanzados, sin trabas, sin tapujos y todos a una. Por supuesto, desde la igualdad, la complementariedad y el compromiso.
Señoras y señores gobernantes y representantes:
¡YA ESTÁ BIEN, CON LA EDUCACIÓN NO SE JUEGA!
