Fuente: ELCORREOWEB.ES - BLOG DE OPINIÓN
Sería aconsejable que el Gobierno andaluz explicara bien la letra pequeña de su propuesta de quitar conciertos
Vaya por delante una declaración de principios: la decisión, a juzgar por las declaraciones de PSOE e IU, inquebrantable de la Consejería de Educación de quitar conciertos para “blindar” laescuela pública está, a priori, cargada de sentido común: en época de vacas flacas no se entiende el cierre de colegios públicos mientras en los concertados se amplían las líneas por la demanda (presión) de cientos de padres.
Pero como lo cortés no quita lovaliente, el borrador que maneja Educación debe ser desmenuzado y mejor explicado por las autoridades competentes ya que ha generado revuelo y zozobra entre las familias que a día de hoy tienen a sus hijos escolarizados en algún concertado. La causa de esta preocupación tiene su origen en las incógnitas que el Gobierno PSOE-IU deja encima de la mesa con su propuesta. Porque ¿qué ocurrirá, por ejemplo, si una familia tiene ya a un hijo escolarizado en la concertada y espera poder meter a otro de sus pequeños en el mismo centro? ¿Se va a respetar o no el criterio hasta ahora vigente de obtener más puntos por hermanos? Lo contrario sería dinamitar la conciliación familiar. Y éste es el ejemplo anecdótico, si me apuran. Porque lo verdaderamente relevante en este asunto es el siguiente: ¿cómo va a abordar la Junta la retirada de los conciertos cuando en zonas como el Centro de Sevilla son mayoría este tipo de colegios? ¿Es que el Gobierno andaluz dispone de dinero suficiente para construir en el plazo de tres o cuatro años todos los centros públicos necesarios para acoger a los cientos de niños que año tras año entran en los concertados? Es loable, legítimo y además necesario que Andalucía abandere un discurso político diferente del que llega desde los despachos de la Moncloa y Génova (cuartel general del PP). Así, además, lo demandaron los andaluces cuando en las últimas autonómicas reventaron todas las quinielas y dejaron al PP de nuevo en la bancada de la oposición al no concederle la mayoría absoluta que necesitaba para gobernar. Pero antes de abordar un tema del calado que tiene la escolarización de los hijos, el Gobierno andaluz debe tener claro hasta dónde puede llegar. Qué margen de maniobra tiene y medir muy bien los efectos colaterales. Porque es preciso recordar en este punto una obviedad que tiene ya décadas de historia a sus espaldas: los colegios concertados son centros financiados con fondos públicos, un modelo por el que Andalucía apostó para ahorrarse muchos miles de millones de euros que cuesta construir centros educativos.
La Junta pondrá también sobre el tapete, cómo no puede ser de otra manera, el argumento delempleo. El cierre de colegios públicos como consecuencia del incremento de líneas en la concertada ha traído aparejado el despido de decenas de profesores. Sin duda, un drama. El mismo drama que vivirán las decenas de docentes de la concertada cuando se cierren esas líneas. Profesores que, insistimos, son empleados pagados por la Junta. Porque el problema de fondo, el de verdad, el que nos tiene acongojados desde hace ya cuatro años, es que estamos en una crisis de unas dimensiones tales que, se mire por donde se mire la cosa, pintan bastos. La única receta para evitar el pánico, más cuando de educación se trata, es la cordura y la mesura.