Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de
navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra
Política de cookies.
Las aulas prueban que es posible la convivencia de las religiones
Tolerancia. El colegio Calderón de la Barca es un claro exponente de la integración de diferentes culturas y creencias. Su alumnado procede de una veintena de nacionalidades.
Más allá de la polémica que algunos quieren crear con el hecho de se pueda estudiar en las aulas una religión distinta a la católica, la realidad demuestra que las familias que profesan una determinada confesión -musulmana, judía o evangélica- no otorgan a este tema la prioridad que se podría pensar y, de hecho, abogan por elegir para sus hijos la asignatura de ‘Valores éticos y sociales’, conocedores, en parte, de la dificultad que entrañaría impartir la asignatura de esa religión en particular. Y prueba de ello es el colegio Calderón de la Barca (Sevilla), donde «quienes se acercan prefieren anteponer la extraordinaria convivencia entre el alumnado, los objetivos del centro y el rendimiento académico de los estudiantes, por encima de cuestiones de índole religiosa», explica su director, Ricardo García.