Dos nuevos libros agrandan la brecha entre antipedagogos y pedagogos.
Ricardo Moreno Castillo: "La pedagogía ha dejado la enseñanza en los huesos"
OLGA R. SANMARTÍN - Madrid.
Existe un viejo debate que cada cierto tiempo cobra fuerza en el entorno educativo, una guerra soterrada entre dos bandos que están en desacuerdo y que suponen dos formas muy distintas de entender la escuela y, por extensión, la sociedad en que vivimos. Está, por un lado, el grupo de los que reivindican que la principal misión del profesor es transmitir a sus alumnos conocimientos concretos y está, por otro, el de los que defienden que es mejor que el alumno disponga de habilidades para el aprendizaje; el llamado «aprender a aprender». Los primeros -que se han autodenominado «los antipedagogos»- defienden a capa y espada el «esfuerzo», el «mérito», la «autoridad», la «disciplina», la «exigencia», la «memoria» y la «evaluación», mientras que los segundos -englobados bajo el término común de «pedagogos», aunque también hay psicólogos, sociólogos y representantes de otras disciplinas- consideran que las clases magistrales han quedado «obsoletas» y apuestan más por lo que llaman «una educación del siglo XXI», con «metodologías» en las que se habla de «motivación», «creatividad», «originalidad», «integración», «coaching» y «empatía». Los primeros hablan de «enseñar» y los segundos, de «intentar que los alumnos aprendan». En estos tiempos en el que la sociedad está en continua transformación, padres, profesores y alumnos andan dándole vueltas a qué tiene sentido aprender y qué no. Los antipedagogos responden que una base cultural sólida es la que va a permitir al alumno distinguir lo que es importante de lo que no. Los pedagogos argumentan que los contenidos cuentan, pero que lo esencial para entender un mundo que cambia a cada minuto es tener «estrategias» para manejar las «herramientas» adecuadas. En otras palabras: mejor que memorizar la lista de los Reyes Godos es saber dónde encontrarla en internet. Estas dos posturas son, como todo, matizables, y tienen distintos grados de intensidad y seguidores, pero la disputa que comenzó allá por los años 90 no se ha resuelto y los antipedagogos siguen llamando «embaucadores» a los pedagogos, que les responden, a su vez, acusándoles de «reaccionarios» y «nostálgicos del método de la letra con sangre entra». Dos libros de carácter antipedagógico que saldrán a la venta en los próximos días van a avivar las llamas de esta polémica precisamente cuando todo el mundo habla de la necesidad de alcanzar un pacto de Estado en Educación. El primero es del catedrático de instituto jubilado Ricardo Moreno Castillo y está prologado por el periodista, escritor y colaborador de EL MUNDO Arcadi Espada. Lleva el título de La conjura de los ignorantes.De cómo los pedagogos han destruido la enseñanza (Pasos Perdidos). El segundo, Contra la nueva educación. Por una enseñanza basada en el conocimiento (Plataforma), es del profesor de Secundaria Alberto Royo y se acompaña de un prólogo del escritor Antonio Muñoz Molina.