Fuente: http://www.diariodejerez.es/
LA Formación Profesional (FP), como parte integrante del sistema educativo y conectada directamente al mundo empresarial y del trabajo, tiene como reto dar respuesta a los fines que la futura Ley de Formación Profesional de Andalucía le encomienda. Las claves para conseguirlo son:
Integración. La FP se ordena en dos subsistemas: FP Inicial y FP para el Empleo. Hasta ahora ambos han convivido de espaldas. La administración autonómica andaluza pretende que eso se acabe. Poner la FP para el Empleo bajo el paraguas de la Consejería de Educación ha sido el primer paso. El segundo que se pueda impartir en los institutos de enseñanza secundaria.
Actualización normativa. La velocidad del cambio en los sectores productivos es tal que cualquier enseñanza sobre los mismos queda obsoleta rápidamente. El que los nuevos títulos (LOE) se aprueben mediante órdenes de la Consejería, más fáciles de modificar que los decretos que los regulaban con anterioridad, favorece la agilidad en los cambios necesarios para adaptar a la realidad los distintos perfiles profesionales. Además, la nueva ley educativa, la LOMCE, ha puesto en marcha la FP Básica, estando todavía pendiente de regular.
Formación en el puesto de trabajo. Otra de las novedades es la FP Dual, a la que en Andalucía se ha denominado FP en Alternancia. Es un intento de importar el modelo alemán; positivo porque acerca el mundo de la empresa al alumnado, aunque la organización del tiempo de enseñanza sea una tarea compleja.
Modernización. Pero toda la formación no se puede realizar en el puesto de trabajo, por lo que hay que recrear dichos puestos en el aula. Para ello se requiere que los recursos didácticos materiales (maquinaria, instalaciones, etc.) se actualicen periódicamente evitando la obsolescencia o desfase tecnológico.
Formación para el emprendimiento. Los estudios previos a la crisis mostraban diferencias importantes entre la estructura de la población ocupada en España y la de la media de la Unión Europea a 27 miembros. Reflejaban un déficit de titulados de FP (especialmente en Grado Medio) y concluían que en 2020 serían necesarios 1,4 millones de titulados de FP más de los previstos. La crisis puede haber alterado esta proyección, si bien es cierto que a menor nivel de estudios es mayor la pérdida de empleo y el tiempo de permanencia en el paro. Con todo las mejores perspectivas pasan en buena medida por el autoempleo, lo que supone profundizar en las competencias relacionadas con el emprendimiento que se imparten en la FP.
Crecimiento. La oferta educativa de ciclos formativos habrá de crecer en cantidad y diversidad hasta dar cobertura a las personas interesadas en estudiarlos, y en particular a las personas desempleadas que deseen reciclarse.
Actualización didáctica. El profesorado debe estar en la vanguardia y mantenerse al día de los cambios tecnológicos y de otra índole que se produzcan. En especial, en lo que se refiere al plurilingüismo y la dimensión europea de la FP. Aquí el papel del Centro del Profesorado es fundamental.
